POEMA LXXIII- NO VOLVEREMOS A SER SIMPLES EXTRAÑOS. AKASHA VALENTINE.
Apoyaré
con suavidad las yemas de mis dedos sobre la desnuda línea que nace
entre tu brazo y la sábana para delimitar así el camino que hoy mis
labios aún no han tenido ocasión de recorrer llegada la mañana al
pie de nuestra ventana. Pues la dificultad de articular palabra
alguna me obliga a reiterar el gesto de tragar saliva de manera
compulsiva, y nada puedo decir, nada, ante este aplaste silencio que
desnuda llegó a dejar mi alma, pues tus cabellos mecidos por los
movimientos de tu propia cabeza nadan contra corriente entre mis
dedos y tu almohada, y el corazón me palpita, y creo estar viviendo
en el limbo, aunque mi memoria no recuerda si al morir sentí dolor
alguno, y confuso navego, sin sentido alguno, queriendo saber si lo
que estoy viviendo aquí y ahora contigo es real o sólo un
maravilloso sueño del que por supuesto no deseo despertar.
Sueña,
no levantes la mirada, no abras los ojos y rompas ese hechizo que
consigo la mañana se llevará, es demasiado temprano para
enfrentarnos a la realidad, tal vez yo haya cometido el error de
anticiparme a los hechos, pero ya no puedo dar marcha atrás, así
que volveré a reclinar mi cabeza sobre la almohada y fingiré seguir
estando dormido, aunque confuso; he de reconocer que me tiene mi
consciencia, pues al tocarte te siento, y al pensar que lo estoy
haciendo mi cuerpo no deja de temblar, porque he anhelado durante
tantos años este momento que ya no distingo la realidad de la
ficción, y tampoco es que me importe demasiado, pues los dos hemos
dejado de ser completos extraños para llegar a convertirnos en un
solo ser durante un instante tan fugaz y a su vez tan intenso que
hasta los cimientos del mismo cielo hicimos temblar.
Sigues
estando dormida, ¿verdad? Acurrucada desnuda entre las sábanas, lo
cual para mí está bien, es ahí donde quiero tenerte de noche de y
de día, y sé que sueno como un carcelero, más tan lejos no
quisiera llegar con mis palabras y que malentendieras mis gestos, no
soy el dueño de tu vida, pues tú, ángel, siempre tendrás tus alas
extendidas para volar donde quiera que vayas. Pero ten presente que
yo aquí estaré sólo para ti, como el puerto al que todo marinero
desea regresar, donde quiera que vayas, donde quiera que desees
estar, no te olvides de las cosas que ya vivimos, de los recuerdos
que aún sin formar esperan a ser concebidos con nuestras propias
manos. Sé que es difícil, y no te prometo que las cosas saldrán
bien a la primera, pero ten siempre presente que nunca te acostarás
sobre un lecho de miedo, dudas, mentiras e inseguridades, para ti
siempre tendré aquello que toda mujer anhela: un hombre en el que
poder confiar sin importar las circunstancias o los hechos a los que
juntos nos debamos enfrentar.
Akasha Valentine 2015 © http://www.akashavalentine.com
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