POEMA LXXXVIII- NO OLVIDES. AKASHA VALENTINE.
No
fuimos justos el uno con el otro, y no obstante no quiero hacerte
perder el tiempo, por ello seré breve: sólo quiero decirte que
quizás debamos volver a intentarlo de nuevo, desde el mismo punto de
partida donde lo dejamos. Quizás estaría bien volver a intentarlo
de nuevo, retomar el camino donde todo terminó, es allí donde yo te
estaré esperándote, con la mirada puesta en la carretera, con las
cortinas recogidas entre mis dedos, con el corazón latiendo a mil
por hora y con la sensación de ansiedad aún en mis labios, ansiando
que la sed que no se apaga en mi boca sea secada por la punta de tus
labios. Me quedaré aquí quieta y callada, guardando silencio sin
molestar a las moscas que ahora duermen su sueño eterno en el
alféizar de la ventana donde tiempo atrás pase tantos días de mi
vida esperando que volvieras a casa. Quiero que todo sea igual que
antes, donde todo tuvo un inicio y un final, aquí estaré esperando
tu llegada. Nada quise que cambiara, pero los años han mellado mi
rostro y envejecido mi piel, y ahora los días de ausencia se cuentan
en todas las arrugas de mi piel. Me siento cansada, demasiado agotada
para fingir que no estoy cansada, pero no obstante no quiero hacerte
preocupar, porque aunque mi apariencia cambie mis sentimientos por ti
siguen siendo los mismos. Debo darme cuenta de que por mucho que me
lleve las manos contra la cabeza nada hará que las preocupaciones
desaparezcan, y no debería seguir sosteniendo entre mis dedos
agarrotados el pañuelo que con mis propias manos yo te bordé. Y de
inmediato dejo resbalar una o dos lágrimas nada más, mientras el
fuego calienta el agua de la tetera y el sonido del hervor silencia
mis gemidos apenados que con lentitud mueren en el inicio de mi boca.
El té ya ha sido servido, y el sabor se apaga en la taza donde ahora
me lo bebo, espero, y de nuevo miro por la ventana: el camino no
anuncia tu llegada, y el tiempo sigue corriendo mientras los segundos
se me resbalan de las manos y se escapan por debajo de la rendija de
la puerta. Debería dejar de sentirme tan ansiosa, pero no puedo, no
lo consigo porque donde quiera que mire te recuerdo, tu voz y tu
risa, tu boca llamándome por mi nombre es lo que más añoro en
estos momentos. ¿No te lo he dicho? No me volví a casar, nadie
podía ocupar tu puesto, así que con la esperanza de volver a
retomar nuestras vidas en el punto donde lo dejamos quiero que
vuelvas a mi lado. Sigo esperando tu respuesta, añorando encontrarte
en cada habitación en la que dejaste tu huella donde el olvido se
instaló para recordarme que aún te sigo queriendo, a pesar de que
hace tiempo que ya sé que en tu corazón mis sentimientos por ti ya
no viven porque ahora los ocupa otra mujer que no soy yo.
Akasha Valentine 2015 © http://www.akashavalentine.com
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