viernes, 27 de enero de 2012

POEMA XXI- CÁLIDA LUZ. AKASHA VALENTINE.



POEMA XXI- CÁLIDA LUZ. AKASHA VALENTINE. 

Hundido en la desesperación arraigo las puntas de mis dedos en la tierra con el único fin de anclar mi mano a este lugar. Mi joven cuerpo, apaleado por las circunstancias de la vida, comienza a sentirse cada más cansado así que me suplica en silencio que me quedé aquí tendido esperando a que las horas dejen de ser tan poderosas y se conviertan en simples segundos carentes de significado alguno. El silencio que ahora mismo es el rey de este pequeño habitáculo en el que habito no tiene predilección por los colores cálidos, en su lugar las paredes están teñidas de tonos fríos, sombríos, y sobre mi cabeza se alza un techo de cristal por el cual puedo ver a la blanca nieve cubrir con premura la única ventana que tengo y que a su vez me pone en contacto con el mundo exterior.

Tu imagen espectral vuelve a mi lado en el mismo instante en que mis párpados caen y me quedo aislado en un mundo donde la fantasía es representada con imágenes y sonidos mientras individuos como yo sueñan con echar raíces en este mundo tan perfecto y a su vez tan efímero. No puedo soportar por más tiempo a las incesantes sombras de mi pasado, las cuales se aferran con desesperación a mi cuerpo intentando hallar un escondrijo en mi corazón para quedarse allí de forma perpetua hasta el final de mis días. Sin embargo tengo tanto miedo de estar solo que sin darme cuenta acabo por tambalearme en mitad de la oscuridad intentando encontrar una mano amiga a la que aferrarme con fuerza, aunque para ello tenga que aliarme con el mismo diablo.

Nadie comprende mejor que yo lo que significa estar solo, y aún así la gente común y corriente busca con desesperación a mi enemiga natural la soledad a la que yo tanto temo y esta idea me hace preguntarme: ¿Qué buscamos en realidad cuando lo que tenemos no nos satisface y a su vez anhelamos otros sueños que posiblemente nunca llegarán a cumplirse? Siempre me encuentro vagando de un lado para otro sin rumbo fijo y sin destino alguno ¿acaso no he sido ya suficiente peregrino de esta pena tan embaucadora y a su vez tan irresponsable con los sentimientos humanos? ¿Qué será de mí cuando el mundo se olvide de mi nombre, de mi rostro y de mis palabras? Ya nada me queda salvo estas paupérrimas sílabas escritas con la sangre de mis propias venas y los recuerdos que un día juré que no abandonaría hasta el mismo instante en el que la locura hiciera su última jugada.

Los locos soñadores como yo no somos nada, salvo simples marionetas de las musas, a las cuales entretenemos con nuestras obras, mientras ellas se ríen de nosotros a medida que buscamos con desesperación la perfección que sabemos que nunca llegará aunque les entreguemos de forma voluntaria una vida consagrada al arte. Esta pena que me deja tan abatido ha comenzado a desgastarme hasta el punto de volverme loco, hace mucho tiempo que perdí la cálida luz del camino de la razón y la sabiduría y ahora me consagro a estas letras cuyo significado se perderá en los anales del tiempo mientras mi alma vaga en un mundo donde las sombras reinan con ilustre belleza sobre mi despechado corazón.


Akasha Valentine.  http://www.akashavalentine.com/akasha/

NOTA LEGAL: Akasha Valentine 2012 ©. La autora es propietaria de esta obra y tiene todos los derechos reservados. Si ves algún poema en otra web, foro u otro medio, están cometiendo un delito, salvo que cuenten con el permiso expreso de la autora, y siempre que esté citada la fuente y la autoría.    

martes, 24 de enero de 2012

POEMA XX- CUANDO NADIE MÁS NOS RECUERDE. AKASHA VALENTINE.




POEMA XX- CUANDO NADIE MÁS NOS RECUERDE. AKASHA VALENTINE. 

Hundo las puntas de mis dedos entre mis cabellos y oculto a mis ojos la visión de un mundo que parece estar destinado a la crueldad. Los pensamientos que nacen en mi mente de los sueños aún por llegar bombardean al razonamiento hasta dejarlo exhausto y así es como me encuentro en estos momentos, derrotado ante la idea de irme y dejar tu mano atrás como si ésta no me importara. Consumido por este dolor que me ahoga hasta dejarme sin aliento y que a su vez me invita a derrumbarme en cualquier lugar sin importar la imagen que pueda estar dando de mí, en lo único en lo que puedo pensar en estos momentos es en la idea de qué será de nosotros cuando ya nadie más esté aquí para recordarnos. No espero que las personas que me rodean puedan entender estas palabras, con que sepas que están destinadas sólo para ti ya me basta, pues cuando tu bello rostro se posa delante de mi cara es como si el sol brillara sólo para mí, iluminando el camino de vuelta al hogar, de regreso a tu corazón.



Perdóname si alguna vez con mis simples gestos pude llegar a herirte, créeme que nunca fue mi voluntad la que me obligó a hacerlo, así que achaco este tipo de descuido a la inmadurez que gobierna con desasosiego mi inexperto corazón. Ojalá fuéramos señores de nuestro tiempo, seres capaces de retener entre nuestros dedos los recuerdos más brillantes y hermosos jamás vividos, para que de esta manera siempre estuvieran en nuestra memoria, sin ser olvidados en algún cajón de algún viejo armario. Quiero pensar que en el mismo instante en el que la vida esté a punto de escaparse de mis manos pueda volver la vista atrás y no arrepentirme de nada. Pues cada paso que he ido dando a lo largo de todo este tiempo habrá sido para estar más cerca de ti. Te sorprenderías si te dijera que aún tiemblo como un chiquillo cuando mis ojos se posan sobre tu cuerpo, mientras intento por todos los medios aparentar que nada me importa salvo tu presencia. Quizás aún no lo sepas o por descuido mío nunca te lo haya dicho, pero aún me sigo emocionando como el primer día cuando tus labios tocan los míos y sin pensarlo dejas sobre mi boca los más dulces besos que nunca hubiera llegado a imaginar que fueran a ser míos.


No quiero pensar en nadie más, mi corazón sólo te pertenece a ti, eres la única dueña de mi vida y la razón por la que mi vida tiene algún sentido. Ojalá nunca llegara el amanecer, para que de esta forma siempre pudiéramos estar ocultos al mundo tú y yo, siempre en el interior de nuestro lecho, bajo un manto de sábanas blancas cuyo olor sería el dulce aroma de nuestra piel. Estoy convencido que nunca habría tiempo para las palabras porque los gestos ya nos ocuparían gran parte de las horas que forman el anochecer. Pero lamentablemente la realidad siempre estaría ahí para despertarnos, recordarnos que nuestro tiempo es limitado y que depende de nosotros el saber aprovechar cada segundo de nuestra vida en hacer aquello que creemos necesario para seguir avanzando. Ojalá la muerte se apiade de nosotros, es lo único que deseo en estos momentos, porque temo el día en que tengamos que abrir los ojos y enfrentarnos a la cruda realidad que nos espera. No puedo imaginarme un solo día sin tu presencia, y sin embargo ya estamos destinados a perdernos el uno al otro con cada segundo que corre sin piedad a través del reloj de nuestra propia vida.

Akasha Valentine.  http://www.akashavalentine.com/akasha/

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domingo, 22 de enero de 2012

POEMA XIX- UN HOGAR PARA MI CORAZÓN DOLORIDO. AKASHA VALENTINE.




POEMA XIX- UN HOGAR PARA MI CORAZÓN DOLORIDO. AKASHA VALENTINE. 

Qué pesados parecen estos párpados que caen sobre mis ojos cerrándome la visión a un mundo donde la oscuridad es capaz de engullir toda la belleza que me rodea. Me gustaría tanto arropar las heridas de mi alma que imagino que sostengo entre mis dedos las más bellas telas con las que el hombre jamás ha podido soñar. La textura invisible se vuelve real en un mundo donde los sueños viven con las esperanzas y el dolor sólo es una palabra que no tiene ni fuerza ni armas. Sin embargo, no puedo esbozar una amplia sonrisa en mis labios pues el día en que tu mano dejo de coger la mía supe que ya no sería capaz de volver a descubrir el modo de ser feliz.



No hay exilio posible ni hogar al que pueda enviar a mi dolorido corazón con el fin de no padecer más este tormento que me tortura sin descanso. Así que lo único que puedo hacer en aferrarme a la ventana donde solías estar tú viendo pasar los días como si de segundos se tratasen mientras mi cabeza trabaja sin descanso intentando hallar la respuesta a la pregunta que de forma incesante rondaba tu cabeza. Sé que nunca fui demasiado fuerte, que con cada palabra malintencionada me derrumbaba ante tus pies, pero mi amor por ti hubiera sido capaz de descender al mismo infierno con tal de atarte a mis manos de forma eterna.



No puedo soportar la idea de no sentir la indiferencia de tus ojos, esa mirada esquiva que tanto odiaba y a su vez tanto necesitaba. Si pudiera hallar la forma de empujarte de nuevo a mi vida, créeme que lo haría aunque tuviera que condenarte a un mundo donde la oscuridad es tan poderosa que la única salida es la muerte del alma. Qué injusto es el mundo que nos rodea, cuando más necesitaba estar a tu lado más me presionabas para intentar desaparecer de mi vida. Ahora que rememoro con sumo cuidado cada recuerdo que formé contigo me doy cuenta de que nuestras manos no estaban hechas para estar unidas para toda la eternidad.

Akasha Valentine.  http://www.akashavalentine.com/akasha/

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