jueves, 9 de agosto de 2018

POEMA XCVII- DARLO TODO POR TI DE AKASHA VALENTINE.




POEMA XCVII- DARLO TODO POR TI - AKASHA VALENTINE.


Dame con una mirada lo que no se puede entregar con mil palabras, mientras tus dedos sostienen mi palma y mi boca callada padece el anhelo de los besos que por error, o tal vez por un infructuoso descuido, olvidé aquella mañana bajo tu almohada. Regálame, aun cuando sepas que no lo merezco, una suave caricia que entre los pliegues de mi camisa se pierda hasta alcanzar los confines de mi alma. Entregame, mi amor, ese sueño que tan inalcanzable me resulta, tan imposible de conseguir, cuando desvías la mirada y la dejas caer como si nada, y haces que me pregunte una y otra vez por qué el aire que respiro me parece tan irrespirable. No me dejes nunca con la duda, y mucho menos te alejes de mi lado cuando quiero mantenerte cerca de mí, ya que si comenzamos a actuar como extraños nunca podré llegar a decirte lo que realmente me haces sentir. Pues las emociones que no quedan explicadas a veces logran desvanecerse como esos sueños a los que nunca llegamos a darles su verdadera forma. Y así, sintiéndonos vulnerables, dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en simples marionetas del destino. Pues aunque oigas a mi voz temblorosa decir con sinceridad lo que el corazón realmente siente, lo único que es capaz de reconfortarme es el sentido que dejan tus caricias en mi piel cuando me tocas; y esa agitada duda que entremezcla las emociones y que a su vez nos hace ser tan humanos, me hace darme cuenta que por ti podría darlo todo, absolutamente todo y no recibir nada a cambio. Vivir con miedo no nos hace más débiles, porque la verdadera fortaleza reside en los recuerdos, en esa primera sonrisa que se asoma en el vórtice de tu boca cada mañana, cuando inciden los rayos del sol sobre tu cara, y ¡ay! Amor mío, como logras acelerarme sin usar ni una sola palabra; con tan sólo un gesto de tu cara ya consigues hacer tambalear todo mi mundo hasta que logras hacerme caer rendido ante tú presencia como si nada más me importara. Así es como me haces sentir en cada momento, como un reloj en constante movimiento, volviendo al ayer, como si el presente todavía tuviera su momento. Si el futuro no lo hemos escrito es porque estamos disfrutando del ahora, y yo, que sólo vivo porque eres la única razón de mi existir, me pregunto si no será demasiado presuntuoso asumir que una vida a tu lado sólo será un breve momento en las múltiples vidas que me gustaría seguir acumulando hasta que todos nuestros sueños se hagan realidad. Y aunque sé mejor que nadie lo mucho que el amor puede llegar a doler, prefiero sufrir mil veces las heridas de los errores que no tener ninguna cicatriz en mi cuerpo porque nunca llegué a tener nada contigo por miedo a ser brutalmente dañado. Por eso sin temor alguno vuelvo a estar siempre a tu lado, consumido por el sabor de tus besos, que una y otra vez deseo atrapar con mi boca hasta que los días se conviertan en años y nuestras ejemplares vidas en historias que algún día podrán contar las viejas páginas de libros amarilleados por el paso del tiempo y los años.


- FIN-.

NOTA LEGAL: Akasha Valentine 2018 ©. La autora es propietaria de esta obra y tiene todos los derechos reservados. Si ves algún poema en otra web, foro u otro medio, están cometiendo un delito, salvo que cuenten con el permiso expreso de la autora, y siempre que esté citada la fuente y la autoría.

lunes, 6 de agosto de 2018

POEMA XCVI - SER AMANTES - AKASHA VALENTINE.



POEMA XCVI- SER AMANTES. AKASHA VALENTINE.


Si tu voz no me llega a alcanzar despiértame, antes de que la soledad lo haga y me sobresalte en esta noche que nunca parece llegar a quererse acabar. Susurra mi nombre, pero hazlo despacio, articulando cada vocablo entre tu boca y tu lengua, pues ya me siento cabizbajo, y el alma se me apena, pues me rendí demasiado pronto pensando dónde podríamos haber olvidado a los sueños qué no se hicieron realidad, o en qué lugar pudimos llegar a dejarnos olvidadas las promesas
que, sin cumplirse, aún siguen esperando. Lo sé, no hay palabras que nos excusen, y mientras lo medito exhalo mi aliento y hundo mis dedos entre mis cabellos, anhelando que la mañana que aún está por llegar sea capaz de traerme de vuelta el suave calor de tu tacto que, por desgracia, ya he comenzado a olvidar. Pero es entonces cuando me fuerzo a pensar que si te olvido tan fácilmente lo nuestro nunca podría llegar a hacerse realidad, por ello me esfuerzo en quererte un poco más, gritando tu nombre, negándole a la soledad un puesto de honor en mi corazón; tienes que ser tú, y sólo tú, la que cuando susurre tu nombre responda, y no el cobarde silencio que habita en esta oscura estancia, que ahora más que nunca, más aterradora y tenebrosa me parece.

Imagina por instante lo distintas que serían nuestras vidas si en lugar del viento fueran nuestros dedos los que acariciasen nuestras mejillas. Supón que cuando te susurres a ti misma que lo que vives no es una ilusión, sabrás que me necesitas, y quizás solo así comprenderás que mi amor por ti no es una vaga idea que con la llegada del mañana verás desvanecerse como un sueño que se olvida al despertarse. No te rindas porque creas que no merece la pena seguir batallando, no me olvides sólo porque la distancia que nos separa nos cree incertidumbre, pues el sueño que viví a tu lado tiene más valor para mí que mil vidas vividas sin haberte conocido. Di mi nombre cuando nadie te oiga, cuando él no esté a tu lado, grita que me amas y volveré cruzando los mares sólo por estrecharte un escaso segundo entre mis fatigados brazos. Si fuimos amantes en el pasado, ¿por qué no volver a serlo en un futuro? Quizás los errores que cometimos nos enseñen a ser más prudentes, y por tanto a querernos como realmente merecemos ser amados. ¿Qué me dices? Merecemos darnos esta segunda oportunidad, pues la persona que siempre veo delante de mis ojos es la viva imagen de tu figura desvaneciéndose lentamente en el olvido de mi memoria, como si de un mágico sueño se tratase.

Quiero tenerte de nuevo junto a mí, porque creo que el destino así lo debe de pensar, o al menos esta es la idea de que en mi cabeza no deja de rondar cuando, sofocado por la pena que siento, ahogo mi dolor hundiendo mis dedos entre mis cabellos; y meciendo mi cuello me niego a creer que esta cama en la que dormito pueda seguir estando vacía y sin ti. Ruego a Dios que no anheles el tacto de otros hombres, ni pruebes el sabor de otros labios, pues yo ya lo he intentado todo, y te juro, mi amor, que lo único que he logrado con ello ha sido provocarme más daño. Ojalá llegue pronto el momento en el que podamos volver a reencontrarnos, pues será el día en el que te tome de nuevo entre mis brazos y, susurrando tu nombre una y otra vez sin descanso, te diré lo mucho que te he amado y te he extrañado. No sé cómo continuar esta vida que me toca vivir sin ti; si eres la razón por la que existo y ya no estás junto a mí no tengo motivos para seguir viviendo, pero si de verdad algún día fui alguien importante para ti, haz la maleta y yo iré a buscarte, si hace falta llegaré hasta los confines del universo sólo para encontrarte. Date prisa, amor, regresa a mi lado, la añoranza empieza a enfermar mi mente, y ya no creo que pueda seguir respirando más tiempo sin que pierda el juicio de nuevo y olvide el motivo por el que un día sin previo aviso tú y yo dejamos de ser amantes.



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lunes, 18 de diciembre de 2017

POEMA XCV - EL TIEMPO QUE NO DESEÉ PERDER - AKASHA VALENTINE.



POEMA XCV - EL TIEMPO QUE NO DESEÉ PERDER - AKASHA VALENTINE.

No sé cuando la besé, sólo sé que cuando cerré los ojos sus labios ya estaban junto a los míos. No sé en qué momento tomé la iniciativa de inclinar su cadera, de ladear su cabeza y llevarla contra mis brazos, lo único que sé es que deseé con todas mis fuerzas poder sostenerla entre ellos durante los infinitos segundos que forman las horas. Y mientras no dejaba de besarla pensaba en ella, en sus palabras que siempre resonaron en mí como bellas baladas con las que algún día compondría esta canción de amor que sólo ella oiría. Tocando estaba el mismo aire que ella respiraba, con mi mano extendida, obligándome a no soltarla por miedo a que se cayera. La sostuve con más fuerza entre mis brazos, hasta que su aliento quedo agotado y nuestras lenguas desgarradas se separaron porque nuestras bocas habían quedado abatidas por la batalla. Extenuados, alcanzamos a aspirar el aire que envolvió nuestros labios, dejando en los surcos un amargo sabor a soledad que nos vimos obligados a olvidar volviendo a retomar la misma actividad, sólo que esta vez acordándonos de los días ya pasados, y comprendimos que no podíamos omitir el hecho de que nos deseábamos. Tocando el mismo aire que ella tocaba extendí mi mano, y sin embargo ni tan siquiera llegué a alcanzarla. Obligándome y doblegando la voluntad de mis actos me esfor por llegar a cogerla y ni tan siquiera fui capaz de rozarla. Eso me exasperó. Ahora la distancia envuelta en orgullo nos separa, y a pesar de nuestra cercanía su boca se aleja de la mía, y yo lo único que deseo es no haberla dejado de besar nunca.



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lunes, 17 de julio de 2017

POEMA XCIV – UN SOLO SER. AKASHA VALENTINE.



POEMA  XCIV- UN SOLO SER. AKASHA VALENTINE. 

No hables, sólo quiero verte callada, con la cabeza ligeramente inclinada, recostada sobre la almohada, olvidando que las furtivas horas juegan en nuestra contra; quédate en silencio, no juzgues a los segundos por ser breves instantes, todavía tenemos tiempo, seguimos estando juntos, ¿no? Al fin y al cabo eso es lo que importa. Cierra los ojos, deja caer tus párpados. Algunas cosas de las que no queremos hablar seguirán estando ahí cuando despertemos, por eso quiero hacer de este breve momento algo único y especial. Necesito seguir sabiendo que eres real, no una vaga ilusión que con el amanecer desaparecerá. Mejor nos mantenemos callados, sólo quiero tocarte como lo hacía en el pasado, desnudando a cada emoción sentida como si ésta fuese la primera vez que la tocase con mis propias manos. Y sólo así podré tener el valor suficiente para poder llevar mis dedos contra tu desnuda piel que, enrojecida por el calor del momento, atesora mis caricias como si fuesen regalos de los que nadie se puede deshacer. Quiero olvidarme de todo, y sólo centrarme en este mágico momento donde tú estás presente, porque lo que siento y lo que pienso son dos cosas completamente diferentes. Sé que lo que hago no es correcto, pero prefiero hacer caso omiso de este error tan grave, porque cuando te tengo olvido que eres de otro hombre, y cuando te vas recuerdo que no quiero volverte a ver, ni en mi casa ni en mi cama, y todo vuelve a empezar de nuevo, ya que cuando te miro olvido que no eres del todo mía, y de nuevo me arrastra la pesada emoción de querer tenerte para siempre dormida entre mis brazos. Y aunque me niego a creer lo que otros dicen de ti, sigo pensando que eres la mujer de mis sueños, la única que deseo con todo mi ser y la única que es capaz de hacer arder mi corazón en llamas con sólo una simple mirada. Eres todo lo que tengo y todo lo que necesito en este momento, por eso quiero que te quedes aquí dormida, olvidando por un segundo que él te espera, como yo lo hago cuando tú te vas con él y no regresas en semanas. Se me hace difícil respirar, porque de nuevo he creído que este amor imperfecto saldría bien, y he pensado por un instante que si de verdad te quiero con todas mis fuerzas mi amor, mi verdadero amor, llegaría hasta ti. Creo que lo que busco no lo encontraré jamás, pero me aterra más la idea de hacerte a un lado y olvidarte para siempre, por ello todavía sigo buscando la manera de retenerte conmigo un poco más de tiempo, antes de que de que te des cuenta de que has de marcharte. Ojalá nunca me fallen las esperanzas ni las fuerzas, ni me falte el aliento, porque la sola idea de saber que ya has abierto los ojos me hace darme cuenta de que estás lista para irte. Creo que ya no puedo seguir fingiendo por más tiempo. Esto es demasiado para los dos: pensar que no volveré a verte en días me ahoga, me deja sin razón, nubla mi juicio y enloquece mis sentidos. Tal vez sería mejor acabar con todo ello, pero mientras te siga sosteniendo entre mis manos no podré decir jamás las palabras que con tanto ahínco me he repetido hasta la saciedad. Dios, sólo con verte ya quiero besarte, cómo voy a dejar pasar esta oportunidad. Mejor olvido lo que he pensado, qué atrevida la razón que me dice cómo debo vivir mi vida, pues en esta ocasión daré mayor peso al corazón, que aunque menos sabio no me quita la razón. De nuevo vuelvo a estar herido, ya me has preguntado qué hora es. Finjo que no te he oído, tal vez sólo así olvides que no quiero verte ir; insistes de nuevo, miro y miento, sólo quiero no verte partir. Veo que sonríes, la oscuridad no puede ocultar el brillo de tus labios, por lo que vuelvo de nuevo a estar entre tus brazos, oyendo el frenético latido de tu corazón. Tal vez mañana será otro día mejor, quizás encuentres una, o quizás miles, de razones para olvidarte de que él te importa algo, pero por ahora sólo quiero disfrutar de ti, ser sólo uno, ser contigo un único ser, porque ahora que nadie nos mira sé que no hay necesidad de esconderse: al fin y al cabo, eres la mujer de otro hombre y yo sólo soy un peón en este juego al que llamamos amor.



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viernes, 14 de julio de 2017

POEMA XCIII - CUANDO TU PIEL TOQUE LA MÍA. AKASHA VALENTINE.



POEMA XCIII - CUANDO TU PIEL TOQUE A LA MÍA. AKASHA VALENTINE. 

Arrastré mis dedos para alcanzar lo que con las puntas no lograba llegar a tocar, y resbalando así las yemas de mis dedos por el puente de las redondas gafas cogí mis anteojos para poder ver lo que la oscuridad no me permitía mirar con claridad. Y sostuve entre mis longevas falanges esas lentes que no quería colocar delante de mi rostro, encima de mi cara, para poder ver con claridad lo que el extinto tiempo ya no me permite tener, pues en este preciso momento, en este mismo instante, evoco en mi memoria tu recuerdo, y ese anhelo que no olvido no me deja tranquilo, y es entonces cuando deseo más fervientemente que nunca cerrar los ojos, dejarme caer y olvidarme de todo para dormir entre tus brazos hasta que el cielo comprenda, mi amor, que yo sin ti no sé a dónde debo ir. Hasta que mis manos te alcancen yo seguiré buscándote, sin brújula que me guie iré donde el aroma de tu perfume me lleve, allí donde la tierra no tiene nombre yo iré a buscarte, y cargaré sobre mis propios hombros cansados el fardo donde un día guardé todas las emociones que por uno u por otro motivo me atosigaron sin respiro, pues no me importa el abatimiento, el sufrimiento o la pena, si al final del camino, amada mía, me espera como recompensa tu sonrisa esbozada en la comisura de tus labios. Y ahora que presiento lo que está a punto de llegar a sucederme, me siento algo más ligero, animado y motivado al mismo tiempo, pues casi diría que puedo sentirte en cada objeto que dejaste atrás, aunque sepa que sólo es mi propio querer el que anima a pensar así. Ya oigo, aunque nadie me crea, al viento del este llamándome, trayendo consigo el sonido de tu voz, el lenguaje de tus palabras que, montadas sobre corrientes de aire, susurran mi nombre esperando pacientemente a que las oiga, deseando que las atrape y las cobije entre mis manos. Ha llegado el momento de mi partida: desde Tennessee hasta Phoenix, durmiendo al amparo de las estrellas en Arizona, iré siempre ligero de equipaje, porque al final del camino, donde nadie cree ni espera que yo pueda llegar, sé que te encontraré. Sólo tendremos que esperar a que llegue ese momento al que con tanto deseo quiero llegar. Los días serán pesados y las noches largas como años, las voces acalladas y las pisadas cortas, pero este viaje que inicio donde ningún hombre se ha aventurado jamás tendrá su recompensa, porque tú, mi amada, estarás al otro lado esperándome con la misma impaciencia que yo siento al saber que ya me queda un día menos para llegar y pasar la eternidad junto a ti, donde tus brazos arroparán mi piel, donde nuestros ojos siempre se encontrarán y nuestros labios, tan ansiosos de deseo, no dejaran de besarse; porque cuando tu piel toque a la mía, y mis brazos rodeen a tu cintura, ese día, amada mía, sabré que he llegado al cielo donde ahora, mi vida, tu alma vive perpetuamente errante.

Akasha Valentine © 2017 www.akashavalentine.com


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lunes, 27 de marzo de 2017

POEMA XCII- LLÁMALO AMOR. AKASHA VALENTINE.



POEMA XCII- LLÁMALO AMOR. AKASHA VALENTINE.

¿A dónde habrán ido a parar todos aquellos sueños que un día olvidé recordar? ¿Alguien puede decirme donde los podré encontrar? Pues por más que los busco no los logro localizar; quizás los haya empeñado, regalado o extraviado y aunque no son de gran utilidad para nadie sí tienen cierto valor personal para mí. Y ahora que no los tengo en mi poder soy consciente de que los echo mucho de menos, porque sin ellos no consigo rememorar el olor que aquel día desprendía la flor de cerezo que entre sus manos mi amor sostenía. Me preocupa no saber con qué mano sujetaba aquella rota rama, pues el hecho de haberlo olvidado me hace cuestionarme cuánto de su blanca piel asomaba por debajo de la manga de su vestido, porque actuando en calidad de observador, solía deleitarme trazando líneas imaginarias alcanzando, sin llegar a tocar, los puntos estratégicos con los que sin aliento muy probablemente habría logrado dejar a su ser. Y habría reprimido miles de dulces palabras entre mis labios, pues con sólo con una mirada como arma me habría bastado para hacerle entender que yo de verdad la amaba.


Me pregunto dónde los habré colocado; los he buscado por los cajones, que tan vacíos y llenos de polvo estaban, y mi búsqueda ha sido en vano. Abatido me encontraban en esos momentos, casi sin ganas de hablar sobre el tema, y ya empiezo de nuevo a añorarla mientras intento dibujar el contorno de su silueta difusa en esta olvidadiza memoria que ya no es lo que era, ahora que me he parado a pensar en el tema. Dejaré, pues, de intentar de pensar en ello, quizás de manera esporádica recuerde lo que ahora he olvidado, porque al pasar mi mano por encima de mi otra mano he conseguido reavivar sin yo quererlo un ligero calor que imita pero no iguala la temperatura de su piel, y el corazón de un sobresalto me ha golpeado el interior del pecho y he enmudecido, como lo hice la primera vez que sus ojos me contemplaron sin que yo pudiera decirle nada coherente para que supiera lo que en aquellos momentos yo sentía por ella. ¡Ay, de mí! Si el valor me hubiera acompañado, y el temor no hubiese sido mi mayor flaqueza, probablemente yo habría podido volver la mirada para contemplarla y ayudarla a entender que la guerra que nos acechaba no era el final de este amor, sino el principio de un futuro en común una vez hubiese finalizado.


A veces me pregunto si no estaré mejor así, sin recordarla tal y como era, pero esa pésima idea no me reconforta, por lo que de nuevo vuelvo a levantarme; quiero seguir buscando un poco más, tal vez con suerte encuentre alguna respuesta en los álbumes de fotos que, apilados en cajas, duermen sin ser molestados en la habitación más oscura de toda la casa. Despacio he de caminar, los años se han vuelto una pesada carga que me recuerda ya mi edad, y despacio, muy despacio, llego a avanzar, contemplando a través de las ventanas al sol ocultarse; es tarde, quizás deba dejarlo ya para otro día, como aquella única oportunidad que tuve de besar su boca cuando la sorprendí presa de sus propios pensamientos. Ahora que lo recuerdo: estaba preciosa, con su larga cabellera recogida en una coleta, y sus verdes ojos fijos en algún punto del suelo, donde no podían verme, porque su vergüenza igualaba a la mía. No me rindo a pesar de la fatiga, he de encontrar mis sueños olvidados, casi he llegado a la estancia. Ahora que lo pienso, el frío que en esta habitación habita es igual a la sensación que tuve la última noche que la llegué a ver con vida. ¡Cómo me hubiese gustado decirle que la amaba! Y ahora lo único que puedo hacer es llorar su muerte, pues detrás de esta puerta lo único que he encontrado es una estancia igual de vacía que mis sueños, pues mi amor nunca llegó a verla terminada; es verdad, ahora lo recuerdo: mi amada no sobrevivió a la guerra ni yo al dolor que me sobrevino con su pérdida. 

                                                  Akasha Valentine 2017 © http://www.akashavalentine.com

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miércoles, 15 de febrero de 2017

POEMA XCI- ANHELA CORAZÓN. AKASHA VALENTINE.


POEMA XCI- ANHELA CORAZÓN. AKASHA VALENTINE.

Llevando mis dedos contra la punta de mis labios dibujo sin haberlo aún memorizado el conjunto de líneas que tus labios perfilaron en mi boca, por lo que inmediatamente vuelvo a revivir una angustiosa sensación que de añoranza atosiga a mi propia alma, y sin consuelo sigo sosteniendo entre mis manos la copa y, entre amargos tragos de licor, seco el sabor de tus labios para evitar retenerlo por más tiempo donde no quisiera sentirlo cuando te recuerdo, te evoco y te rememoro mientras pienso que ya no te tengo, y siento que me ahogo aunque tenga los pulmones llenos de aire. Y de inmediato dejo caer mis párpados como telones de acero para cerrar mis ojos, para obligarme a olvidar que te busco donde ya no puedo encontrarte y reprimir así esta sensación a la que no le puedo poner nombre, porque si lo hiciera sabría cómo llamarla, y lo único que busco en mi memoria es la imagen de tu figura, la cual nunca parece volver de igual forma, pues cada vez que la recuerdo se vuelve más difusa, confusa e imperfecta, y me daña perderla, pues si no puedo recordarte no creo que sea capaz de mantener la cordura y eso, vida mía, no es algo para lo que esté preparado para enfrentarme. El corazón anhela y extraña lo que ya no puedo darle, así que sumo a mis sueños en fantasías imperfectas que me golpean duramente al volver en mí, al recordarme que ya vives lejos de aquí, donde mis manos no te alcanzan, donde mis dedos no llegan, en un lugar tan apartado que ni tan siquiera mi propia voz puede alcanzarte cuando entre ahogados gritos te llamo porque te añoro demasiado. Así que dime tú cómo puedo volver a vivir la vida que tuve antes de ti, porque yo ya no sé qué puedo hacer, me he rendido al paso de los días, a la condena de las horas que paso sentando en esta esquina desgastándome con el propio peso de mi cuerpo mientras evito apartar la mirada de esa vieja foto tuya que me contempla desde la distancia. Ojalá supieras cómo me siento, tal vez así entenderías por lo que estoy pasando. Otro trago y nada olvido, la desesperación agoniza en mí, no sabes lo difícil que es levantar la cabeza cuando la fatiga te azota, estoy exhausto por anhelarte, por querer tenerte entre mis brazos hoy, mañana y siempre. Si tan sólo pudiera verte una vez más quizás sabría cómo pedirte perdón por lo que no hice cuando debí estar ahí para ti, y ahora que he aprendido de mi error siento que es demasiado tarde para pedirte perdón. Este corazón mío, que ahora late sin motivo, razón o sentido, expresa su desazón, pues reclama la atención de tus caricias, de esos besos que al despuntar el día me robabas cuando yo aún dormía. ¡Dios! Ojalá el tiempo que pasé a tu lado no fuera imborrable, ni tan perfecto como creo recordarlo, ni tan eterno e intocable que nada puede dañarlo, ni tan siquiera esta inútil memoria que tengo, ya que no voy a olvidar el motivo porque lloro otra noche sin poder descansar.

Akasha Valentine 2017 © http://www.akashavalentine.com

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