POEMA LXXVI- EMOCIONES QUE COMO ROSAS ACABARÁN POR DESHOJARSE. AKASHA VALENTINE.
Quisiera
ser aquello que nunca seré, desearía tener esa forma que nunca
lograré tener, y ser entre tus dedos la rama florecida que aun
sin raíces crecerá sana y fuerte al pie de tu ventana para poder
escalar desde el suelo hasta la cornisa y llevarte así conmigo hasta
ese cielo donde las almas moran y los vivos no habitan. Dejaré
para ti, cuando yo ya me haya ido, un camino de ida y de
vuelta, donde las estrellas
serán tu guía y el cielo y la luna tus aposentos cuando la noche
caiga y yo descienda para buscarte. Y
sin prisa, pero sin pausa, hablaremos sentados sobre las cómodas
nubes que mecidas por el aire nos llevarán de Oriente a Occidente en
una sola noche. Y tendremos tiempo para reír y llorar, y dormir y
soñar, y cuando sea el momento de despertar, te haré descender
siguiendo una larga escalinata iluminada por todas las luciérnagas
del planeta.
Pero
quédate
tranquilo, aún faltan algunos años para que esto
suceda, y ahora que lo sabes no quiero llenar tu cabeza de
preocupaciones, porque si dejo que cargues con todo el peso de la
pena olvidarás vivir sin sentir que los segundos que de manera
conjunta vivimos en el ayer serán escuetos y demasiado valiosos como
dejarlos marchar de entre tus dedos. Y
sé que dejarás de sonreír para mí, y no quisiera perderme la
forma en la que tus labios forman esa línea que a mis emociones hace
enloquecer. Saber
que me amarás de una forma tan incondicional me hace extremadamente
feliz, porque es el mejor regalo que ningún ser humano me hará
jamás, por ello quiero decirte que no te lamentes cuando yo ya no
esté aquí como lo estoy ahora, sentada a tu lado, oyéndote hablar
sobre el mañana que, aún incierto, no sabremos si llegará a
hacerse realidad.
Acaríciame
de nuevo, aunque no te lo pida con las palabras adecuadas; tú sólo
hazlo, porque a través del tacto de tu piel siento que puedo volver
a oír a
ese corazón mío que a menudo de preocupación se
llena cuando no sé nada de ti. Colma
pues así, de inmediato, de besos a mi boca, hasta que
la lengua se nos desgaste o se
agarrote debido al incesante uso que le daremos en los próximos
segundos. No concibas la idea
de que podré olvidarte algún día, porque amarte de la forma en la
que hoy lo hago da sentido a mi existencia. Y no quiero llevarme
conmigo, en este
viaje que dentro de poco daré inicio, esa sed de arrepentimiento o
el peso de las nostalgia sobre mis hombros, creyendo
que no hice todo lo posible por amarte de la manera en la que tú
te lo merecías. Llenemos pues nuestras memorias de recuerdos y la
piel de cicatrices que, invisibles pero
latentes, nos recordaran este
día en el que el límite
del deseo durmió acurrucado al pie de nuestro lecho.
Akasha Valentine 2015 © http://www.akashavalentine.com
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