POEMA LXXXIII- LA BREVEDAD DE UN SUEÑO. AKASHA VALENTINE.
Dime
dónde viven los sueños que al tiempo imperfecto, por defecto de los
años, no has podido aún alcanzar. No quisiera dejarte atado a mi
brazo, pero en esta noche que oscura y cerrada vive al filo del
horizonte yo quisiera tenerte sólo para mí, viendo cómo me miras,
y mirando cómo me veo yo en esos espejos del alma que son tus ojos,
que aunque longevos siguen siendo hermosos para mí. Son esas arrugas
que en las líneas de tu piel, con las yemas de mis dedos me gusta
hacer brevemente desaparecer. Y donde las palabras ocupan su lugar,
es ahí donde yo quisiera dejar estos besos que a nadie más deseo
entregar. Necesito tanto de ti que hasta recelo del tiempo que,
enemigo de mis enemigos, acapara los segundos que sólo yo deseo
tener como míos y tuyos, nuestros y de nadie más. Y siendo
levemente consciente de que demando demasiadas atenciones busco
refugio para no tener que oír las excusas que no deseo escuchar al
llegar la mañana donde la verdad nos descubre aún dormitando debajo
de las sábanas.
Y
de buena tinta sé que lo que es justo para ti es por definición
propia lo contrario para mí, y aunque lo que yo quiero no lo puedo
tener, no me conformo con sólo creerlo, y bebo a grandes sorbos de
esta abatida nostalgia que me hace enloquecer, cuando la ausencia de
tu figura en las noches me despierta imaginando tu forma en las
sombras sin llegar a tomar forma alguna con la que mitigar este dolor
que me ahoga y me destroza. Y aunque yo quisiera hacerte saber que mi
desdicha es demasiado grande no conjugo las palabras, y por el
contrario ahogo, eso sí, mis emociones en las húmedas almohadas
sobre las que me he permitido verter demasiadas lágrimas saladas por
ti. Con los vientos del Norte siempre soplando a tu favor me alejas
demasiadas veces de tu lado llevándote contigo tus propias huellas a
tierras lejanas donde temo, mi amor, al propio miedo de creer que al
final del camino no sea la esperanza de volver a verme lo que te
traerá de vuelta, sino la idea de verte a mis espaldas con otra
mujer.
Me
siento desamparada por la brevedad de un sueño perfecto, unos
afirman que persiste un instante, otros muchos que perdura días e
incluso años, pero para mí son estos minutos que se consumen como
si de segundos se tratase los que me desconciertan cuando me besas y
te beso, cuando me tocas y me devoras con tu boca donde nadie más me
toca. Y yo quisiera hacerlos duraderos y eternos, imperecederos a los
días, perpetuos al tiempo. Si nuestras emociones no fuesen tan
ligeras ni fugaces tal vez, y sólo digo tal vez, lo nuestro seria
perfecto. Tú conmigo, yo contigo, siendo lo que nunca seremos,
imaginando lo que nunca tendremos me desvanezco ante mis sueños,
pues es ahora el deseo quien implora tus atenciones, y mis labios los
que evocan y manifiestan el placer que siento cuando las yemas de tus
dedos terminan y es tu hombría la que embiste mi sexo, y entre
gritos y gemidos sueño e imagino que lo nuestro es un amor perfecto
y sin ninguna clase de defectos.
Akasha Valentine 2015 © http://www.akashavalentine.com
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