POEMA VII- LÁGRIMAS DE AMOR.
Mismanos aún temblorosas sostienen con cierto temor las sábanasimpregnadas con tu olor. No he podido conciliar el sueño, así queen mitad de la noche me he levantado de la cama para poder escribirteestos versos de amor con los ojos empañados en un mar de lágrimas.La palpitante oscuridad comienza a resultar algo molesta, pero aúnasí le permito estar a mi lado, como si su presencia no me causaraninguna perturbación. Y sin darme cuenta he acabado clavando lamirada en un punto de la habitación que no representa nada enespecial para mí y mis dedos sin previo aviso han comenzado amoverse con soltura bailando en mitad de la noche.
Lapluma que sostienen las puntas de mis dedos comienza a sentirse algonerviosa pues siente que si mis manos no la aferran con fuerzaacabará cayéndose al vacío. Y este objeto tan peculiar y a su veztan necesario para mi alma me ha confesado que la idea de no sentirsesegura entre mis dedos la perturba y le crea un malestar que micorazón no esta dispuesto a soportar, así que he obligado a misdedos a dejar de bailar con el viento que entra de formadespreocupada a través de la ventana para que se centren en estosmomentos en lo que realmente importa. Una vez más me he sentidointranquila, pues en el mismo instante en el que iba a comenzar adedicarte unas hermosas palabras de amor, me he dado cuenta de que nome queda tinta en tintero y lamentándome de este grave error hetenido que cortarme las venas para llenar dicho objeto y así poderplasmar en el papel las letras que quiero.
Nuevamenteme he angustiado, pues en el mismo instante en el que iba a comenzarme he dado cuenta de que no sabía por donde debía empezar, así queme he levantado de forma apresurada para asomarme a la ventana yrogarle a Dios que me diera una imagen clara de lo que deseoexpresarte. Y antes de que pudiera acabar la frase he regresado alpasado, donde las heridas que ahora permanecen cerradas ycicatrizadas han vuelto abrirse y me he visto derrumbada en el suelo,suplicándote perdón por todos mis errores cometidos en vida. Mimano suplicante se alzaba en el aire, tus ojos no queríancontemplarme y sin embargo te obligaste a ello y fue cuando porprimera vez en toda tu vida me viste realmente como era en realidad.
Aúntengo la vaga sensación de que nuestro amor tiene fecha decaducidad, y a pesar de todos nuestros intentos por poder entrelazarnuestros dedos la fuerza del destino acabará por separarnos. Y nosderrumbaremos ante los hechos mientras somos incapaces de hacer odecir nada por evitarlo.
Akasha Valentine. http://www.akashavalentine.com/akasha/
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