miércoles, 12 de octubre de 2011

POEMA ESPECIAL. CIELO E INFIERNO. PARTE II. AKASHA VALENTINE.



POEMA ESPECIAL. CIELO E INFIERNO. PARTE II. AKASHA VALENTINE. 

¡Lo siento! Amada mía, finalmente no pude cumplir la promesa que en vida te hice y no he podido aguantar por más tiempo la presión que ahogaba a mi pecho y torturaba a mi alma hasta hacerla enloquecer. No quería tomar el camino fácil, vida mía, pero es que el cruel destino no me dio otra oportunidad, y ahora me encuentro en un lugar desolado y vacío donde el miedo es un tirano y la soledad vive de forma acomodada siendo la consorte de la desdicha. Cariño, estés donde quiera que estés me conforta la idea de saber que no estás aquí para ver como mi alma ha caído en deshonra, que tus ojos jamás llegarán a contemplar a mis fatigados pies derrumbarse bajo las frías losas que forman un camino sin retorno hasta el mismo infierno. Me tranquiliza saber que jamás mis roídas y desgastas ropas volverán a acariciar con descuido el suave tacto de tu piel, pues tú, mi bello amor, no mereces ser rebajada hasta la categoría de paria por amar a un ser tan despreciable como yo. Ojalá nunca llegues a conocer este lugar, el infierno tan sólo es una palabra que carece de significado, lo que de verdad me da miedo es el hecho de saber que pasaré toda la eternidad recordando cada momento que pasé a tu lado, cada palabra promesa que dejé sin cumplir, cada instante que perdí por no tener el coraje suficiente de volver a tu lado para decirte te quiero.

Las horas aquí no tienen significado. No existe un cielo con bellos colores, ni estrellas que iluminen el camino hasta la perdición. El frío gobierna este lugar con mano dura, y el desconsuelo parece campar a sus anchas en cada rincón de cada esquina. Mis piernas ya no me han podido sostener por más tiempo, así que finalmente he dejado caer a mi pesado cuerpo sobre un pequeño espacio tan oscuro como una noche sin luna. Mis manos han comenzado a echar raíces en el lugar, y mis pies se han quedado clavados en el suelo mientras mis lágrimas han regado las raíces de mis dedos. Los recuerdos que tenía de tu persona han comenzado a disiparse, la nieve que cae sobre mi cabeza no tiene un bello color, tan solo refleja la impureza del tono dominante del lugar. ¡Qué descortés es la muerte, que ni descanso nos da después de haber dejado el mundo de los vivos atrás! Sé que no es fácil darle un tono adecuado a este lugar, pero al menos lo único que le pido es que no arranque los últimos pensamientos que tengo de tu persona. Mis cansados párpados han comenzado a caerse, y sin darme cuenta he acabado cerrando los ojos para siempre. Mis pestañas han comenzado a hilarse solas por lo que me he quedado sin tener una visión clara de lo que está a punto de sucederme.

Las ropas que creí que jamás me abandonarían han comenzado a deshacerse poco a poco, mostrándole al mundo que me rodea este pequeño y delgado cuerpo que tengo marcado por la tragedia. Cariño, estoy comenzando a olvidar cómo era el tacto de tus manos sobre mi desnuda piel. Perdóname, pues por más que intento atrapar esa sensación en lo más profundo de mi ser, más lucha el olvido contra mí con el fin de arrancarme el último aliento de esperanza que vive en mi ser. Pronto me convertiré en un cáscara vacía sin sentimientos ni recuerdos, sin esperanza o sueños. Perdóname amada mía, no quise perder la vida de la forma en que lo hice, pero tras tu partida el suicidio me parecía la única salida.

Akasha Valentine. http://www.akashavalentine.com/akasha/

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