jueves, 19 de enero de 2012

POEMA XVIII- LOS SENTIMIENTOS QUE NECESITARON UNA MÁSCARA PARA CUBRIR SUS PROPIAS EMOCIONES. AKASHA VALENTINE.




POEMA XVIII- LOS SENTIMIENTOS QUE NECESITARON UNA MÁSCARA PARA CUBRIR SUS PROPIAS EMOCIONES. AKASHA VALENTINE. 

Con las yemas de mis dedos impregnados de una pintura colorante he comenzado a reclamar a la vida misma el propio lienzo de mi destino. La carencia de una herramienta me ha obligado a deshacerme de la piel y la carne que forma parte de mis dedos así que he utilizado mis propios huesos como herramientas sustitutorias.

Como nunca he conocido más color que los grises tonos que han gobernado mi vida, no he podido añadir algo de luminosidad a esta imagen inocente que me mira sin poder verme. Sus ojos inexpresivos me muestran mucho más de él de lo que yo en realidad puedo observar con mis simples ojos vacíos y carentes de emociones.

Gobernando este reino de sombras y oscuridad se alza sobre todas la imágenes representadas el bufón de la corte, aquel ser que durante tanto tiempo idolatré y que con suma facilidad supo burlarse de cada uno de mis sentimientos hasta convertirme en una máscara sin rostro, en un cuerpo sin emociones, en un ser incapaz de sentir o padecer.

Durante años rogué por la salvación de mi alma, pero mis súplicas fueron ignoradas, apartadas en un rincón donde no molestaran hasta que el propio olvido las consumiera. No pudo ser salvado por nadie, así que ante la carencia de ser amado me aferré con todo mi ser al dolor físico y emocional, para ser más fuerte, para ser capaz de comprender el cruel mundo al que estaba expuesto.

Me quedé sin aliento, sin fuerzas para seguir luchando, hundido ante la miseria de saber que nadie me amaría jamás. Y con este pensamiento tan devastador pasé largos años hundido en la pena, la cual habitaba en el borde mi cama. Los seres humanos como yo somos el alimento de los más fuertes, simples insectos que caen como moscas seducidos por la tela de araña.

Ojalá pudiera desprenderme de esta piel en la que tengo que vivir, ojalá pudiera deshacerme de esta carne ya corrompida por las manos de tantos hombres, ojalá mis huesos nunca hubieran ido a parar a aquel lecho devastador donde por primera vez conocí el verdadero significado de la palabra dolor.

Tantas veces soñé con una vida mejor que incluso llegué a perder la cuenta de cuántas veces imaginé ese pensamiento. Lo único que por aquel entonces deseaba con todas mis fuerzas era alejarme de esas cuatro paredes que me recordaban una y otra vez que los ángeles sin alas no pueden escapar de su prisión.

Las palabras que siempre eran arrojadas en mis oídos me hacen recordar cuánto odio a las mariposas, pues al igual que ellas yo también fui hermoso, de eso hace ya demasiado tiempo, una presa fácil para los hombres que formaron parte de mi vida.

En cierta medida me siento responsable de que ellos sucumbieran a la inocencia de mi cuerpo, aunque en realidad lo único de lo que verdaderamente les culpo es de que nunca supieron protegerme de ellos mismos.

Akasha Valentine.  http://www.akashavalentine.com/akasha/

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