martes, 24 de enero de 2012

POEMA XX- CUANDO NADIE MÁS NOS RECUERDE. AKASHA VALENTINE.




POEMA XX- CUANDO NADIE MÁS NOS RECUERDE. AKASHA VALENTINE. 

Hundo las puntas de mis dedos entre mis cabellos y oculto a mis ojos la visión de un mundo que parece estar destinado a la crueldad. Los pensamientos que nacen en mi mente de los sueños aún por llegar bombardean al razonamiento hasta dejarlo exhausto y así es como me encuentro en estos momentos, derrotado ante la idea de irme y dejar tu mano atrás como si ésta no me importara. Consumido por este dolor que me ahoga hasta dejarme sin aliento y que a su vez me invita a derrumbarme en cualquier lugar sin importar la imagen que pueda estar dando de mí, en lo único en lo que puedo pensar en estos momentos es en la idea de qué será de nosotros cuando ya nadie más esté aquí para recordarnos. No espero que las personas que me rodean puedan entender estas palabras, con que sepas que están destinadas sólo para ti ya me basta, pues cuando tu bello rostro se posa delante de mi cara es como si el sol brillara sólo para mí, iluminando el camino de vuelta al hogar, de regreso a tu corazón.



Perdóname si alguna vez con mis simples gestos pude llegar a herirte, créeme que nunca fue mi voluntad la que me obligó a hacerlo, así que achaco este tipo de descuido a la inmadurez que gobierna con desasosiego mi inexperto corazón. Ojalá fuéramos señores de nuestro tiempo, seres capaces de retener entre nuestros dedos los recuerdos más brillantes y hermosos jamás vividos, para que de esta manera siempre estuvieran en nuestra memoria, sin ser olvidados en algún cajón de algún viejo armario. Quiero pensar que en el mismo instante en el que la vida esté a punto de escaparse de mis manos pueda volver la vista atrás y no arrepentirme de nada. Pues cada paso que he ido dando a lo largo de todo este tiempo habrá sido para estar más cerca de ti. Te sorprenderías si te dijera que aún tiemblo como un chiquillo cuando mis ojos se posan sobre tu cuerpo, mientras intento por todos los medios aparentar que nada me importa salvo tu presencia. Quizás aún no lo sepas o por descuido mío nunca te lo haya dicho, pero aún me sigo emocionando como el primer día cuando tus labios tocan los míos y sin pensarlo dejas sobre mi boca los más dulces besos que nunca hubiera llegado a imaginar que fueran a ser míos.


No quiero pensar en nadie más, mi corazón sólo te pertenece a ti, eres la única dueña de mi vida y la razón por la que mi vida tiene algún sentido. Ojalá nunca llegara el amanecer, para que de esta forma siempre pudiéramos estar ocultos al mundo tú y yo, siempre en el interior de nuestro lecho, bajo un manto de sábanas blancas cuyo olor sería el dulce aroma de nuestra piel. Estoy convencido que nunca habría tiempo para las palabras porque los gestos ya nos ocuparían gran parte de las horas que forman el anochecer. Pero lamentablemente la realidad siempre estaría ahí para despertarnos, recordarnos que nuestro tiempo es limitado y que depende de nosotros el saber aprovechar cada segundo de nuestra vida en hacer aquello que creemos necesario para seguir avanzando. Ojalá la muerte se apiade de nosotros, es lo único que deseo en estos momentos, porque temo el día en que tengamos que abrir los ojos y enfrentarnos a la cruda realidad que nos espera. No puedo imaginarme un solo día sin tu presencia, y sin embargo ya estamos destinados a perdernos el uno al otro con cada segundo que corre sin piedad a través del reloj de nuestra propia vida.

Akasha Valentine.  http://www.akashavalentine.com/akasha/

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