POEMA XXI- CÁLIDA LUZ. AKASHA VALENTINE.
Hundido en la desesperación arraigo las puntas de mis dedos en la tierra con el único fin de anclar mi mano a este lugar. Mi joven cuerpo, apaleado por las circunstancias de la vida, comienza a sentirse cada más cansado así que me suplica en silencio que me quedé aquí tendido esperando a que las horas dejen de ser tan poderosas y se conviertan en simples segundos carentes de significado alguno. El silencio que ahora mismo es el rey de este pequeño habitáculo en el que habito no tiene predilección por los colores cálidos, en su lugar las paredes están teñidas de tonos fríos, sombríos, y sobre mi cabeza se alza un techo de cristal por el cual puedo ver a la blanca nieve cubrir con premura la única ventana que tengo y que a su vez me pone en contacto con el mundo exterior.
Tu imagen espectral vuelve a mi lado en el mismo instante en que mis párpados caen y me quedo aislado en un mundo donde la fantasía es representada con imágenes y sonidos mientras individuos como yo sueñan con echar raíces en este mundo tan perfecto y a su vez tan efímero. No puedo soportar por más tiempo a las incesantes sombras de mi pasado, las cuales se aferran con desesperación a mi cuerpo intentando hallar un escondrijo en mi corazón para quedarse allí de forma perpetua hasta el final de mis días. Sin embargo tengo tanto miedo de estar solo que sin darme cuenta acabo por tambalearme en mitad de la oscuridad intentando encontrar una mano amiga a la que aferrarme con fuerza, aunque para ello tenga que aliarme con el mismo diablo.
Nadie comprende mejor que yo lo que significa estar solo, y aún así la gente común y corriente busca con desesperación a mi enemiga natural la soledad a la que yo tanto temo y esta idea me hace preguntarme: ¿Qué buscamos en realidad cuando lo que tenemos no nos satisface y a su vez anhelamos otros sueños que posiblemente nunca llegarán a cumplirse? Siempre me encuentro vagando de un lado para otro sin rumbo fijo y sin destino alguno ¿acaso no he sido ya suficiente peregrino de esta pena tan embaucadora y a su vez tan irresponsable con los sentimientos humanos? ¿Qué será de mí cuando el mundo se olvide de mi nombre, de mi rostro y de mis palabras? Ya nada me queda salvo estas paupérrimas sílabas escritas con la sangre de mis propias venas y los recuerdos que un día juré que no abandonaría hasta el mismo instante en el que la locura hiciera su última jugada.
Los locos soñadores como yo no somos nada, salvo simples marionetas de las musas, a las cuales entretenemos con nuestras obras, mientras ellas se ríen de nosotros a medida que buscamos con desesperación la perfección que sabemos que nunca llegará aunque les entreguemos de forma voluntaria una vida consagrada al arte. Esta pena que me deja tan abatido ha comenzado a desgastarme hasta el punto de volverme loco, hace mucho tiempo que perdí la cálida luz del camino de la razón y la sabiduría y ahora me consagro a estas letras cuyo significado se perderá en los anales del tiempo mientras mi alma vaga en un mundo donde las sombras reinan con ilustre belleza sobre mi despechado corazón.
Akasha Valentine. http://www.akashavalentine.com/akasha/
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