POEMA XXXIV- MI MUNDO SIN TI. AKASHA VALENTINE.
Como si se tratase de una densa bruma tu resplandeciente imagen se ve rápidamente emborronada por unas lágrimas que no quiero tener, mientras mis dedos se alzan en el aire con cierta desesperación intentando alcanzarte para después rogarte que no te vayas. El aroma de tu piel se desvanece, como el humo del cigarrillo que en estos momentos sostengo entre mi mano y mi boca, mientras me quedo aquí sin poder decir nada, desviando de vez en cuando la mirada para no tener que ver tu derrotado rostro a través de un viejo marco desgastado y cubierto por un cristal lleno de polvo. ¿Cómo puede la gente seguir adelante cuando la persona que más te importa te ha dicho adiós de forma repentina? A mí me resulta imposible continuar como si nada hubiera cambiado en mi vida, pues tu apresurada partida me ha dejado una sensación de vacío que nadie más puede llenar, ni con palabras, gestos o imágenes. Sólo quiero volver a estar a tu lado antes de que mi alma muera enferma de amor. Tiéndeme de nuevo esa mano que nunca fue mía pero que siempre estuvo ahí para mí. Ya sea desde el cielo o el infierno, quiero sujetarme a ella con firmeza para poder volver a estar de nuevo a tu lado, aunque sea en un mundo donde los sentimientos no tienen valor alguno.
Sabes, amor mío, ya no quiero seguir viviendo, pues la vida que se abre paso ante mis ojos no parece ser la mía, para mí esta carente de sentido, y tristemente me doy cuenta de que ya nada es lo mismo. Ojalá hubiera podido ser el dueño de tu destino, el señor de tu propio tiempo para que así nunca hubieras tenido que preocuparte de tu propia mortalidad. Odio todo cuanto me rodea, pues todo lo que tengo me recuerda a ti, y por más que intento alcanzar el cielo que un día alguien enamorado puso ahí, soy incapaz de arrancarlo con mis propias manos y así olvidar las miles de noches que pasé en vela acurrucado entre tus brazos contemplando las estrellas del firmamento e imaginando miles de sueños en los que te haría vivir un sin fin de aventuras. Estoy tan cansado, tan fatigado de no saber que hacer con este cuerpo y alma que ya nada me importa, y lo único que deseo es que la muerte venga pronto para llevarme contigo a un lugar donde el dolor no sea el timón que mueve este barco. El amor es un sentimiento caprichoso que incluso he comenzado a detestar con todas mis fuerzas, pues primero te llena de una felicidad inmesurable para después arrebatarla con violencia y brusquedad mientras piensas qué mal has podido hacer para que la vida te trate de esa manera
¡Dios mío! Cómo deseo que está noche la muerte se enamore de mi persona, para que nunca más vuelva a abrir los ojos, para que mi lecho sea a la vez mi propia tumba, que solo me siento cada vez que pienso que tú ya has partido a un lugar donde me es imposible volver a encontrarte. Nada es eterno ni duradero, este amor ya estaba destinado a su final desde el mismo día en que sujeté tu mano por primera vez entre mis dedos. Me siento cansado, harto de esperar a que vuelvas a mis sueños como si nada de esto hubiera pasado jamás. Sé que los muertos no pueden volver a la vida, que la persona que se va no debe de volver jamás, pero si alguna vez fui alguien importante ti, te ruego que acudas en mi búsqueda, pues mis pies ya están fatigados, mi boca sin aliento y mi alma tan destrozada que ya no tengo ganas de nada. Quiero llorar sin descanso, ahogar a este dolor que oprime mi ser hasta hacerme enloquecer, ya no sé quién soy o quién fui, sólo sé que soy alguien que no quería ser. Cómo me atormenta tu muerte, hasta el punto de hacerme perder el poco juicio que me queda, ojalá esta noche mi vida llegué al final, pues mi mundo sin ti está cargado de tristes recuerdos demasiado pesados como para seguir llevándolos de un lado a otro sin que me afecten.
Akasha Valentine. http://www.akashavalentine.com/akasha/
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