El fin que no esperaba llegó sin previo aviso a mi vida. El suave y oscuro manto que la muerte vuelca sobre nosotros me ha arropado con ternura, obligándome a sumirme en un sueño profundo del que soy consciente que jamás volveré a despertar por mucho que lo desee. Así que lo único que puedo hacer en estos momentos para no sentirme presionado por la soledad es evocar tus recuerdos en mi memoria para tenerte vivo en este corazón ya muerto. Ojalá pudiera encontrar la forma de volver a tu lado para consolarte, para animarte a seguir viviendo, pero lamentablemente la muerte encarcela nuestras almas en un lugar oscuro y sombrío donde las horas corren en nuestra contra y los años mortales pasan deprisa.
Camino sin rumbo fijo, intentando encontrar una salida a esta desesperación que inunda mi mente y me obliga a vagar de forma eterna esperando de forma impaciente tu llegada. Ojalá tuviera una ventana por la que poder mirarte, pero desgraciadamente la muerte ya se encarga de que no podamos acceder de nuevo al mundo de los vivos para poder hablarles del funesto destino que les espera. Si pudiera decirte cúanto te echo de menos, créeme que lo haría, pero sabes que mis labios han sido sellados para siempre y aunque mi único deseo es volver a sentir el tacto de tu cuerpo lo único a lo que puedo aferrarme en estos momentos es a la penitente tristeza que me rodea. Ojalá tuviera suficientes lágrimas para llorar pero lamentablemente la muerte se ha llevado la última gota que tenía guardada esperando encontrar el momento adecuado para poder derramarla.
Maldigo a este destino, y aborrezco esta pena que me llena. Quiero dejar atrás los momentos felices que pasé contigo, perdóname si con este acto te parezco un egoísta, pero es que no puedo dejar de pensar en ti, y cada vez que tu imagen revive en mí más me duele el hecho de seguir siendo consciente de que la vida para mí hace tiempo que ya terminó. Ojalá pudiéramos extender nuestras manos bajo la luz de la luna como solíamos hacer cuando aún estaba vivo. Quizás deberíamos hacerlo, en un acto inútil por creer que aún podemos estar juntos a pesar de la distancia sobrenatural que se ha creado entre nosotros. Te lo ruego, amor mío, extiende tus dedos, alarga tu mano y deja que este brazo ya muerto intente alcanzarte, no temas o tengas miedo por alcanzarme, jamás cometería un acto de maldad contra ti. Date prisa, la oscuridad ha comenzado de nuevo a engullirme, creo que la muerte se ha dado cuenta de que intentas alcanzarme, apenas nos queda tiempo para poder volver a saborear las ruinas de este amor ya perdido.
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