lunes, 4 de junio de 2012

POEMA XXX- LOS RECUERDOS QUE SE QUEDARON OLVIDADOS EN UN BANCO Y ECHARON RAÍCES EN EL OLVIDO. AKASHA VALENTINE.

POEMA XXX- LOS RECUERDOS QUE SE QUEDARON OLVIDADOS EN UN BANCO Y ECHARON RAÍCES EN EL OLVIDO. AKASHA VALENTINE.

Esta noche el cielo parece estar cubierto de una bruma de luces intermitentes cuyos banales colores no me agradan y sin embargo sienten la terrible necesidad de acariciar de forma incesante mis pupilas hasta lograr desgastarlas. Bajo una fachada casi perfecta finjo ser quien no soy y a su vez anhelo ser el papel que interpreto, pues bajo esta apariencia imperfecta escondo a un alma atormentada por los estragos del tiempo. Abrazado por la oscuridad de mi propio espíritu, anclo mis pies en una pequeña baldosa de piedra mientras aspiro con violencia el aroma de este último cigarrillo que poco a poco se va consumiendo hasta que no quedan más que simples cenizas entre mis dedos de un tono gris apagado que me recuerdan la vida que un día tuve y que se fue en un abrir y cerrar de ojos. Ya no consigo recordar el tamaño que poseía tu figura, he olvidado casi por completo el color de tus cabellos, el diámetro de tus ojos, la tonalidad de tu piel, pero lo que no he sido capaz de olvidar han sido las heridas que me produjeron tus palabras cuando me dijiste por última vez adiós.


Quiero vivir en un lugar donde los sueños no tengan fecha de caducidad. En un pequeño habitáculo donde pueda estar siempre acompañado de tus más humildes recuerdos. Donde el deseo tenga tu nombre escrito bajo la piel, un emplazamiento en el que me sea posible imaginarte completamente desnuda en mi cama sin importar si es de día o de noche. Me gustaría ser siempre el único motivo que deseas cada mañana para ponerte en pie, para poder darle a mi vida el significado que se merece. Pero sin embargo, todos sabemos que en el amor existen unas reglas que no se pueden quebrantar, y como yo lo he hecho ahora sufro las consecuencias de mi mala jugada y en lugar de poder arroparte cada noche lo único que te entrego es el dolor de mi alma para que te cubra con su ásperas y huesudas manos hasta hacerte enloquecer. Soy el demonio que nunca quise ser, el traidor que se ganó el odio de tu corazón, el ladrón que robó tu esperanza, el ingrato que no supo valorar en ningún momento los sentimientos más puros que me entregaste a cambio de simples palabras cargadas de mentiras y engaños.


Nunca podré culparte de nada, pues con cada beso que me dabas me entregabas un pequeño fragmento de tu joven alma. Ahora que el tiempo se ha percatado de mi gran error me doy cuenta de que nunca debí haberte atado a mi lado de la manera en la que lo hice, pero ya es demasiado tarde para aflojar la cuerda que te mantenía apresada, para devolverte las alas que un día con estas mismas manos te arranque sin piedad por miedo a que tuvieras la necesidad de echarte a volar. Incluso es demasiado tarde para devolverte aquellos sentimientos puros que te arrebaté por miedo a que fueran devorados por otras manos que no fueran las mías. Ahora que ya nada tiene remedio quisiera pedirte perdón con estas palabras cargadas con el dolor de mi alma. Sé que es demasiado tarde para volver la vista atrás y recuperar lo que un día nos unió. Ya no puedo ser quien era en tu vida, pero tampoco deseo ser el demonio que vive en tus pesadillas. Sólo quiero que sepas que los recuerdos más hermosos que tengo de tu persona los olvidé en aquel banco donde te juré amor eterno para que echaran raíces y el olvido se enamorase de ellos.

Akasha Valentine. http://www.akashavalentine.com/akasha/


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