POEMA XLIII- VEN A MÍ. AKASHA VALENTINE.
Ven a mí para
cubrir mis ojos cuando la realidad sea tan brutal y dañina que
apenas tenga espacio para respirar. Hunde las yemas de tus dedos en
mis pupilas y graba en ellos el dolor que me provoca la resistencia
que ofrece mi voluntad a ser sometida por tus grandes manos. Deja que
mi cuerpo permanezca reclinado, pero no recostado, sobre este charco
de vida que brota de mis laceradas muñecas y se me escapa de las
manos llevándose consigo el último aliento vital que brota de mi
boca jadeante, reseca por los gritos de dolor que se manifiestan de
forma vehemente a través de las carnosas fauces que se forman en mi
agrietado rostro. Decora estas paredes blancas cuya tonalidad se
asemeja a los rostros inmortales que veo cada noche al pie de mi
lecho con la misma sangre que en estos momentos se derrama a través
de las heridas de mi propio cuerpo. Mófate de mi vida cuando llegue
al final del camino y devores mi alma, ya sea de forma lenta o
apresurada, mientras te preguntas cuán estúpidos podemos llegar a
ser los seres humanos valorando tan poco un regalo tan preciado como
es el de un espíritu libre.
Quiero sentir ese
dolor que me dejan tus manos después de presionar mis dedos de forma
suave, necesito saber que mis pesadillas seguirán vivas en tus
recuerdos cuando yo no esté aquí para hablarte de ellas. Necesito
encadenarme a tus palabras para seguir siendo sometido por esta
locura temporal que vaga sin descanso por mi mente y encierra a mi
verdadero yo en una prisión de barrotes irrompibles y miradas
constantes que me observan sin descanso como si de un animal
enjaulado se tratase. Sé que no lo entiendes, o si lo comprendes no
quieres reconocerlo delante de mi persona, pero por mí esta bien, es
mejor así, o mejor dicho es más cómodo para mí. Quiero que todo
esto acabe de una vez por todas, deseo pactar contigo, muerte, aquí
y ahora. Estrechemos nuestras manos y dejemos atrás este imborrable
recuerdo que el tiempo desea atesorar de forma permanente en su
memoria infinita. Porque lo único que quiero ahora mismo es poder
seguir viviendo aunque sólo sea como un alma errante hambrienta y
confusa, desorientada y perturbada, una criatura sin piedad o bondad,
un ser que se asemeje a ti en cuerpo y alma.
Pero por alguna
extraña razón tú temes convertirme en alguien igual a ti, y este
pensamiento me provoca cierto consuelo en mi corazón. Siento que
estoy en lo correcto pues cuanto más lo pienso más me doy cuenta de
que quizás esté equivocado y el camino que he escogido no sea el
más apropiado para mi persona, aunque ya es demasiado tarde para dar
marcha atrás y solucionarlo. Las heridas que un día cubrían mi
cuerpo han desaparecido, pero las cicatrices siguen ahí para
recordarme que no debo olvidar, pues el olvido lo único que provoca
es la ausencia de emociones dolorosas, alimentando la esperanza con
nuevos sueños. Te lo ruego, quédate conmigo hasta el final de los
tiempos, tú quien tantos amaneceres has visto sabrás que lo que
estoy pidiendo es un acto de sacrificio permanente. Estoy cansando y
herido en mi orgullo, he dejado atrás mi imperfecta vida para
convertirme en alguien muy distinto. La distancia que nos separa es
abismal, nuestros dedos no parecen estar hechos para entrelazarse
según nos plazca, y siento tu intenso dolor como tú sientes el mío
en estos momentos. Quiero tocarte, salvarte, estar a tu lado y no
sentirme solo nunca más. Tal vez por eso te llamé hoy y siempre
esté deseando verte venir a mi lado para toda la eternidad.
Akasha Valentine. http://www.akashavalentine.com/akasha/
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